martes, 6 de febrero de 2007

Wilberforce y la «Sublime gracia»

Cuando el mundo era nuevo y yo era más joven, descubrí un país de fantasía llamado Noruega, tierra de aventureros y navegantes que vio partir mil y un barcos vikingos a la conquista de nuevas y lejanas tierras, tan lejanas como Terranova en el actual Canadá, dice la historia, así que Don Cristóbal... Don Americo, no sé cómo decir esto, pero... este continente debería llamarse «Vinland».

Por aquellos tiempos (de mi descubrimiento personal, no el de los vikingos viajeros), conocí a una persona sorprendente que amplió mi perspectiva de la vida cual abanico en temas tan poco probables sobre los que yo estuviera documentada como son la política, las relaciones internacionales y la legislación internacional en materia de protección ambiental. Por supuesto, me refiero a Lars Rise, a quien algunos pocos de mis amigos y familia también conocen. En ese tiempo, Lars era miembro del Stortinget (Parlamento Noruego) en los comités de Energía y Ambiente así como el de Asuntos Internacionales, a la vez que era uno de los representantes por Noruega ante el Consejo de Europa. Una de las cosas que Lars me enseñó fue la perspectiva de un cristiano en la política y las múltiples funciones que éste puede cumplir como discípulo, llevando el nombre de Jesús «a las naciones y sus reyes», con un énfasis especial en estos últimos, al referirse a los gobernantes de los países modernos, en un paralelismo con el llamado del apóstol Pablo.

Hablo de esto porque el fin de semana fui al cine y muy cerca ya de la temporada de estrenos importantes, entre los tantos trailers de las nuevas cintas que prometen traer diversión a esta cultura de consumo, apareció uno que hizo literalmente que se me erizara al piel de emoción. Se trata de «Amazing Grace»*, a estrenarse por estos lares el 23 de febrero, y que narra la historia de William Wilberforce, el político británico que desde finales del siglo XVIII hasta su muerte, luchó en pro de la abolición de la esclavitud y la trata de esclavos en Gran Bretaña y sus colonias.

Lars Rise fue el primero que me narró la admirable historia de Wilberforce y sus amigos, y su decisiva y tenaz lucha (así como sus sorprendenetes logros) en contra de la esclavitud y del comercio de esclavos en Gran Bretaña.
En realidad, como mexicana, jamás había oído la historia ni el nombre de Wilberforce. Siendo honesta, tal vez lo leí por ahí en alguno de los muchos libros y enciclopedias que acostumbraba devorar desde que sé leer (bastantes años ya...), pero tengo que admitir que mi única referencia sobre la lucha por abolir la esclavitud descansaba en mi escasísimo conocimiento sobre el general Toussaint L'Ouverture, el que adquirí una mañana de lunes, cuando estudiaba la primaria y tuve que leer y aprender la mini biografía del héroe haitiano para recitarla durante las efemérides de la ceremonia patria (los que estudiaron en México saben de lo que hablo).

Es sorprendente que, buscando información en Internet para vincularla a este mensaje y que puedan ustedes tener una idea de la vida de ese hombre ejemplar, ¡no encontré una sola biografía en español de William Wilberforce! Estoy en proceso de conseguir la autorización para traducir y publicar en este blog una breve biografía que encontré en la página «Amazing Change». Mientras tanto, no hay muchos lugares a donde los pueda dirigir, excepto a la biografía en inglés que se encuentra en Wikipedia. Solo mencionaré que entre los amigos de Wilberforce se contaba John Newton, antiguo tratante de esclavos convertido al cristianismo, famoso por ser el autor del himno «Sublime gracia».

Me anima que Hollywood produzca filmes sobre gente como Wilberforce. Me anima a creer que todavía es posible vivir la vida cristiana más allá de las paredes de una iglesia, en un compromiso real con la gente que sufre, como diría RESCATE, «fuera de las casas, fuera de los templos y a la calle». Es una lección para todos. Es una lección para mí.

El próximo domingo 18 de febrero, cientos de iglesias a lo largo del mundo estarán cantando unidas el amado himno de John Newton, como una forma de agradecer a Dios por la abolición de la esclavitud, orar por que cese el racismo y para comprometerse a liberar a los hombres, mujeres y niños que hoy día son todavía víctimas de la esclavitud. Si asistes a una iglesia y te interesa esta información, en este enlace puedes leer sobre el «Amazing Grace Sunday» y la campaña «Amazing Change».


* «Sublime gracia», el nombre de la película, es el título en español del histórico himno que lleva ese nombre, pero desconozco el nombre que vayan a ponerle en español o si la cinta estará en exhibición en Latinoamérica. Sospecho que sí porque ha participado en varios festivales cinematrográficos, entre ellos, el de Toronto.

Algunos enlaces sobre la lucha en favor de la abolición de la esclavitud en el mundo e información sobre la esclavitud en nuestros tiempos:

  1. Fin de la esclavitud
  2. Toussaint L'Overture y su ejército de esclavos
  3. Día Internacional para la Abolición de la Esclavitud (ONU)
  4. Una vieja forma de esclavitud
  5. La esclavitud en el siglo XXI (por Jorge Ramos)
  6. ¿Por qué la Biblia parece tolerar la institución de la esclavitud? (Breve nota sobre Wilberforce al final)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola!!!

Estaría bien que publicaras la biografía de Wilberforce que dices.

Estuvo muy divertido lo de las "pantuflas" jajaja. Suele pasar jaja así que no te preocupes.

Dios te bendiga!!!!!


Vale