martes, 29 de enero de 2008

Semana de festejos

He decidido que en 2008 me apegaré estrictamente a aquello que escribo en las tarjetas de felicitación a mis amigos: «Se ha decretado que los cumpleaños deben festejarse una semana completa». Es más, este año comencé antes...

Comencé el viernes con un alaciado express que, extrañamente, quedó increíble. Resulta que me enteré poco antes de salir a la oficina: del trabajo brincaríamos a la ciudad de Pasadena, para el estreno de la obra «Black Coffee», de Agatha Christie, que la compañía del Pasadena Little Theatre presenta estos días, y en la que Sapha, otra de las habitantes de esta casa, participa en un papel importante.

>>Como vi que todos irían muy «prendiditos», tuve que subir corriendo a cambiarme y a tratar de hacer algo por mi cabello. El resultado fue fenomenal, debido a factores que desconozco, ya que mi alaciador tampoco es la gran cosa y mi cabello es tanto que cuesta mucho trabajo hacer que obedezca las intenciones del aparato. Gracias a Dios —ahora lo pienso nuevamente— por la chica que me hizo ese corte en Monterrey hace unos meses, y que me entresacó tanto cabello que ahora el corte da para alaciarlo perfectamente. En fin... decía que me fui al teatro el viernes, o esa era la intención, pero un error al ingresar la dirección en el GPS nos mandó, efectivamente, a Pasadena, a la calle en la que se encuentra ubicado el teatro, pero justo en el extremo opuesto, a unos 3000 números de distancia. Al cinco para las ocho no hay mucho qué hacer al respecto, cuando la tercera llamada ya se dio y cierran las puertas. Tuvimos que regresar a casa, con alaciado y todo.

Me desquité el sábado, cuando, en efecto, pude ver la obra y la disfruté bastante, incluso con el actor que representaba a un detective francés tratando de hablar inglés británico, el cual no se aprendió su papel ¡y salió a actuar con el script en mano! ¡Habráse visto! (Eso mismo nos lo hizo un «Santa Claus» en una de las múltiples representaciones de «La Navidad de los muñecos» en mi iglesia hace unos años, ¡y yo quería despellejarlo!) La cosa es que el sábado comenzaron oficialmente los festejos. Ayer continuaron con una ida al cine a ver «The Bucket List»¸ con Jack Nicholson y Morgan Freeman. ¡Qué peliculón! Con todo y el título que le pondrán en español —«Antes de partir»—, les voy a recomendar, no, a exigir que la vean. Hace un buen rato que una película no me dejaba muda al abandonar la sala.

Hoy, a pesar del San Lunes y de la cantidad de trabajo que tengo —y de los múltiples distractores oficinezcos, como es un timbre que suena igualito a la campana del viejo reloj de péndulo Junghans de mis abuelitos (pero esta vez en versión electrónica «made in China») y que yo tengo que atender constantemente desde que la oficina se volvió instalación de alta seguridad—, logramos organizar una salida a mi restaurante italiano favorito, Olive Garden, hasta donde sé el único restaurante gringo que prepara a sus cheffs en su propia academia en La Toscana. ¡Mamma mia! Ato y Viri vinieron también, y la pasamos bastante bien entre bromas, ensalada y más ensalada de la casa, buena comida, un buen postre para la cumpleañera, y mucha risa.

Encima, el cantante de mi banda favorita en español me dejó un recado de feliz cumpleaños de parte de él y su esposita en el buzón de mi celular, cuyo mensaje de contestación, a manera de broma, está grabado por el bajista de esa banda —sí, esa banda que es RESCATE— para confusión de quienes llaman buscándome y para diversión mía. Ahora, la felicidad hubiera sido completa si Morten Harket, el cantante de mi banda favorita en inglés, hubiese dejado un recado también, pero tal vez hubiera sido too much y ahí sí, ¿quién me levanta del infarto?

Hoy la moda fue llamar por teléfono, Skype o video chat para cantarme las múltiples versiones de felicitación que las culturas han engendrado. Desde el popular «Feliz cumpleaños a ti...» a los gritos desde Argentina, en solo y en dueto, hasta las consabidas «Mañanitas, que cantaba el Rey David» (Salmo [apócrifo] 151), pasando por el muy puertorriqueño «Feliz, feliz en tu día....» y el solemne «Feliz, feliz cumpleaños deseamos para ti, que el Dios Omnipotente te quiera bendecir...». La cosa es que por canciones no paré. Facebook, MSN, Skype, iChat (por donde pude ver a mi «ahijadita» Valentina, de Monterrey), e-cards, mi recién estrenado fotolog —nunca intenten eso a menos que necesiten ser aceptados por la cultura adolescente—, teléfono, en persona, en «La Pared» (el foro oficial de «Amigos de Rescate»), por correo de voz, etc... ¡más felicitada no se puede!

Sin embargo, no se engañen: ¡no voy a parar de festejar! El sábado ya está pactada una tarde de no hacer nada y ver películas. Que se una quien quiera y pueda estar. Así, una y otra cosa, más lo que se acumule esta semana.

Los regalos, tarjetas y pasteles de chocolate pueden mandarlos al domicilio conocido de esta Pippa que no deja de celebrar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Pippiiiiii!

¡Hola, amiga! ¿Cómo estás?

Bueno, recién logro dejarte un comentario en estos cosos, que dicho sea de paso, me encantan, jeje. Tu blog está buenísimo.

¡Me encantaron tus decretos cumpleañísticos! ¡Aguanten! jejeje.

Me alegro de que hayas pasado un hermoso cumpleaños y de que todavía el festejo siga, ¡esos sí que son cumpleaños!

Bueno, acá paso a dejarte mi firmita, comentario, saludito....

¡Me encantó conocerte, Pippi! (aunque sea por este medio), sos de muchísima bendición para mi vida.

¡Me encantó compartir con vos los palíndromos! ¡son todos geniales!

Te dejo muchos besos, bendiciones y saludos y gracias por el aguante de siempre.
¡Te quiero mucho mucho mucho mucho mucho! ¡Sabélo!

Yo, la Natusss.

Anónimo dijo...

Ah, me olvidaba:
Si llegás a pasar por mi blog, no te asustes de mi pasajero pesimismo... sólo es eso.
¡Gracias por escucharme (aunque mejor dicho, leerme) y comprender mis locuras!

Beso.
Dios te recontra súper bendiga.