martes, 29 de enero de 2008

La ruta nos aportó otro paso natural...

...la tomo como tal.
No deseo yo ese don.
Amigo, no gima....
Os aporto otro paso.
Al reparto, otra perla.

¡Nah! No me he vuelto [más] loca ni me dio por la poesía posmoderna. Sólo son frases que encontré, mientras chateaba con Natus, una querida amiga de Córdoba, Argentina.



>>Estábamos hablando acerca del software que ella usa, que lee lo que yo le escribo, ya que Natus es invidente. Bromeábamos sobre si lo leía en español y con qué acento. Resulta que el programita puede leerlo en español peninsular o latinoamericano. De ahí, la charla desvarió y terminamos hablando de los palíndromos, esas frasesitas ingeniosas que personas con mucho tiempo para perder crean, y que hallan su particular atractivo en sonar exactamente igual leídas al derecho que al reverso. Pueden corroborar lo que digo comenzando por el título de la entrega de hoy y con cada uno de los supuestos versos de arriba.

Para no poner una larga lista de las frases, decidí integrarlas al texto de hoy. Las identificarán entrecomilladas y en color verde. Prometan asombrarse, porque algunas son muy ingeniosas.

Ustedes se sorprenderían de lo que encontré, porque a veces parece imposible que una frase de cierta complejidad tenga esa característica, pero yo «sé verla al revés». Ha sido algo entretenido hallarlas y compartirlas con Natus, sobre todo en esta semana de fiesta, luego de varios días de estrés porque todavía no compro un auto y he tenido que depender en extremo de «aventones» de compañeros del trabajo. Pero he aquí una «nota épica: Nací peatón». Mucha gente halla ese hecho insólito, pero para mí sigue siendo natural considerar mis piernas como mi principal medio de transporte.

Hablando de otras cosas, Natus me contaba sobre la música que le gusta. Encontré que «la diva ama a Vidal». Me dijo que le encantan sus letras. ¿Tal vez también porque su pronunciación española le suena a la voz de su software? Ya, ya, sé que comienzo a alucinar, pero no es tan fácil hablar de estas cosas, mientras tirito de frío, cuando allá en Argentina es pleno verano, la gente va de campamento y se tumba en la playa a tomar el sol, y acá en el Hemisferio Norte «es raro dorarse». Además, tengo hambre, pero lo único rapidito que vi abajo es una bolsa de papas fritas, y si llego a comer eso, aparte de la cantidad impresionante de calorías que me empaque, al rato «la sed será mares de sal».

A propósito de Argentina, sabido es que son muy futboleros y a la hora del partido, «saca tus butacas» porque toda la hinchada se suma en tu casa a ver la posible masacre.
Tengo que «reconocer» que no soy afecta a ese deporte, pero algo sé de equipos. Sucedió que el fin de semana pasado jugó Independiente contra Racing, y dos de mis amigos, Daniel y Russito (fans irredentos de estos equipos) se reunieron para atestiguar la contienda amistosa. La cuestión es que no hubo masacre. Le pregunté a Russo y por toda respuesta dijo: —No «logré ver gol». Empate a ceros. Viva la paz (y la frustración). Ahora, me imagino que si llega a jugar Central contra River, «oirás orar a Rosario».

Con esto del cumpleaños, no faltó quién preguntara —de aquellos que se hacen presentes esa única vez en el año— en qué ando, qué es de mi vida, dónde está el galán. Sólo pude contestar: «Adán no cede con nada». «Es Adán, ya ve, yo soy Eva y nada sé». Pero no por eso no iba a celebrar mis 365 días más/menos. Ya ven que me fui a cenar comida italiana. Pero no se confundan, nada de «arriba la birra*». Tal bebida me parece en extremo amarga. Creo que eso toma la gente cuando ve el futbol. «Amargor pleno con el programa», si el equipo predilecto pierde, claro. ¿Por qué regresé a lo del futbol? En fin...

Si te interesa conocer más sobre los palíndromos, puedes consultar esta página, «ella te dará detalle» y además, encontrarás muchos otros y sus variaciones.

Bueno, lo que no quiero es aburrirlos. Luego de tantos meses sin líneas, apabullarlos así no me parece correcto. Por ahora...
«se corta Sarita a tiras atroces».

¿Tienen tele? Pues.. ¡ahí se ven!




*Mini diccionario:

Birra: El término argento para designar a la cerveza.





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Semana de festejos

He decidido que en 2008 me apegaré estrictamente a aquello que escribo en las tarjetas de felicitación a mis amigos: «Se ha decretado que los cumpleaños deben festejarse una semana completa». Es más, este año comencé antes...

Comencé el viernes con un alaciado express que, extrañamente, quedó increíble. Resulta que me enteré poco antes de salir a la oficina: del trabajo brincaríamos a la ciudad de Pasadena, para el estreno de la obra «Black Coffee», de Agatha Christie, que la compañía del Pasadena Little Theatre presenta estos días, y en la que Sapha, otra de las habitantes de esta casa, participa en un papel importante.

>>Como vi que todos irían muy «prendiditos», tuve que subir corriendo a cambiarme y a tratar de hacer algo por mi cabello. El resultado fue fenomenal, debido a factores que desconozco, ya que mi alaciador tampoco es la gran cosa y mi cabello es tanto que cuesta mucho trabajo hacer que obedezca las intenciones del aparato. Gracias a Dios —ahora lo pienso nuevamente— por la chica que me hizo ese corte en Monterrey hace unos meses, y que me entresacó tanto cabello que ahora el corte da para alaciarlo perfectamente. En fin... decía que me fui al teatro el viernes, o esa era la intención, pero un error al ingresar la dirección en el GPS nos mandó, efectivamente, a Pasadena, a la calle en la que se encuentra ubicado el teatro, pero justo en el extremo opuesto, a unos 3000 números de distancia. Al cinco para las ocho no hay mucho qué hacer al respecto, cuando la tercera llamada ya se dio y cierran las puertas. Tuvimos que regresar a casa, con alaciado y todo.

Me desquité el sábado, cuando, en efecto, pude ver la obra y la disfruté bastante, incluso con el actor que representaba a un detective francés tratando de hablar inglés británico, el cual no se aprendió su papel ¡y salió a actuar con el script en mano! ¡Habráse visto! (Eso mismo nos lo hizo un «Santa Claus» en una de las múltiples representaciones de «La Navidad de los muñecos» en mi iglesia hace unos años, ¡y yo quería despellejarlo!) La cosa es que el sábado comenzaron oficialmente los festejos. Ayer continuaron con una ida al cine a ver «The Bucket List»¸ con Jack Nicholson y Morgan Freeman. ¡Qué peliculón! Con todo y el título que le pondrán en español —«Antes de partir»—, les voy a recomendar, no, a exigir que la vean. Hace un buen rato que una película no me dejaba muda al abandonar la sala.

Hoy, a pesar del San Lunes y de la cantidad de trabajo que tengo —y de los múltiples distractores oficinezcos, como es un timbre que suena igualito a la campana del viejo reloj de péndulo Junghans de mis abuelitos (pero esta vez en versión electrónica «made in China») y que yo tengo que atender constantemente desde que la oficina se volvió instalación de alta seguridad—, logramos organizar una salida a mi restaurante italiano favorito, Olive Garden, hasta donde sé el único restaurante gringo que prepara a sus cheffs en su propia academia en La Toscana. ¡Mamma mia! Ato y Viri vinieron también, y la pasamos bastante bien entre bromas, ensalada y más ensalada de la casa, buena comida, un buen postre para la cumpleañera, y mucha risa.

Encima, el cantante de mi banda favorita en español me dejó un recado de feliz cumpleaños de parte de él y su esposita en el buzón de mi celular, cuyo mensaje de contestación, a manera de broma, está grabado por el bajista de esa banda —sí, esa banda que es RESCATE— para confusión de quienes llaman buscándome y para diversión mía. Ahora, la felicidad hubiera sido completa si Morten Harket, el cantante de mi banda favorita en inglés, hubiese dejado un recado también, pero tal vez hubiera sido too much y ahí sí, ¿quién me levanta del infarto?

Hoy la moda fue llamar por teléfono, Skype o video chat para cantarme las múltiples versiones de felicitación que las culturas han engendrado. Desde el popular «Feliz cumpleaños a ti...» a los gritos desde Argentina, en solo y en dueto, hasta las consabidas «Mañanitas, que cantaba el Rey David» (Salmo [apócrifo] 151), pasando por el muy puertorriqueño «Feliz, feliz en tu día....» y el solemne «Feliz, feliz cumpleaños deseamos para ti, que el Dios Omnipotente te quiera bendecir...». La cosa es que por canciones no paré. Facebook, MSN, Skype, iChat (por donde pude ver a mi «ahijadita» Valentina, de Monterrey), e-cards, mi recién estrenado fotolog —nunca intenten eso a menos que necesiten ser aceptados por la cultura adolescente—, teléfono, en persona, en «La Pared» (el foro oficial de «Amigos de Rescate»), por correo de voz, etc... ¡más felicitada no se puede!

Sin embargo, no se engañen: ¡no voy a parar de festejar! El sábado ya está pactada una tarde de no hacer nada y ver películas. Que se una quien quiera y pueda estar. Así, una y otra cosa, más lo que se acumule esta semana.

Los regalos, tarjetas y pasteles de chocolate pueden mandarlos al domicilio conocido de esta Pippa que no deja de celebrar.

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