martes, 16 de enero de 2007

De quimioterapias, boliche y frío


Estoy a medio congelar. No exagero, si consideramos que afuera la temperatura es de 0ºC (temperatura de congelación del agua) y por la ventana de mi cuarto se cuela un aire bastante refrescante.

En este lugar, como no se supone que haya tales temperaturas combinadas con lluvia, algunos no fuimos a trabajar. Resulta que para prevenir incidentes, cierran las oficinas. (Curiosamente, los cines y restaurantes no).

Mañana será el mismo cantar. Tal vez tenga, entonces, tiempo para agregar algunas cosas al blog.

Hoy estuve viendo el blog de un amigo, que justo ahora está internado en el hospital MD Anderson, recibiendo sesiones de quimioterapia para matar las células de su médula ósea, ya que mañana recibirá lo que comúnmente se conoce como «transplante de médula» pero que en realidad en este caso será un transplante alogénico de células madre, es decir, células que no proceden de su propio cuerpo ni de un familiar, sino que son tomadas de un donador «x» que es compatible.

Todo esto es porque Derek tiene leucemia. Sí, ya sé que todos sabemos que la leucemia es «cáncer en la sangre», aunque lo que no todos saben es que en realidad en tales casos el cáncer se halla en la médula del hueso, produciendo células que no deben estar ahí y evitando que se produzan glóbulos blancos.

Sí, aquí viene el breviario cultural: El tratamiento primario para la leucemia es la quimioterapia, y en el caso de Derek, como lo diagnosticaron algo así como hace un año y medio, le prescribieron Glevec, la primera medicina —recién aprobada en los Estados Unidos— que ataca directamente las células cancerosas sin atacar las sanas, lo cual le ayudó bastante pero no fue suficiente para vencer o controlar la leucemia. Es entonces que el transplante entra en escena. Pero para lograr el éxito, primero tienen que matar las células de la médula ósea. Para eso fue la quimio de esta semana.

No pude hablar con él porque le administran medicinas para tratar de contrarrestar los efectos desagradables que vienen aparejados con la quimio y la mayor parte del tiempo está dormido.

Apenas hace una semana estábamos con un grupo de amigos jugando boliche (bowling, para los argentos) y guerras de láser. Fue muy alentador verlo corriendo con su pistola láser atacando al equipo enemigo (en el que estaba su papá) o haciendo chuzas y spares sin reparo alguno, lo cual me beneficiaba porque estábamos en el mismo equipo. Si no te dice, ni en cuenta que tiene leucemia. Si le preguntas, te explica todo como si se tratara cualquier actividad cotidiana. Me encanta esa actitud. La misma actitud al usar una playera roja que lleva esta leyenda absurda: «Uno a uno, los pingüinos me van robando la cordura». Me encanta porque me inspira. Nada de autocompasión. Nada de rendirse. Levantar la cabeza, tomarse de Dios y adelante. A la hora de charlar con él eso es liberador para alguien que no conoce la experiencia.

Me sentí contenta de haber sido un factor para una tarde de diversión que Derek necesitaba mucho, justo antes de internarse en el Anderson. Casi no puedo creer que el niñito que conocí en México —cuando yo estaba en la prepa— ahora sea ese joven, que ya no vive en Houston, (y ahora yo sí) y que se encuentre enfrentando una lucha de ese tamaño.

Y me inspira saber que Miriam, la persona por la que algunos de ustedes me ayudaron a orar, ya incluso fue a la iglesia el domingo pasado a dar gracias a Dios y a todos los que nos mantuvimos en la brecha por su salud, cuando los médicos habían dicho: «Es cuestión de horas». En estricta teoría, pasarán algunas semanas antes de que a ella le toquen sus sesiones de quimio. Veremos qué dice Dios.

Por ahora los dejo, porque los pingüinos que amenazan con colarse por la ventana de mi cuarto sí me están robando la cordura. ¡BRRRRRRRRRR!




1 comentario:

Anónimo dijo...

Me di una vuelta por tu blog. Es el de una parlanchina, tal como te describis, y también el de una comunicadora.

Te manejas con total destreza en las palabras hablada, escrita y chateada, que es como la intermedia entre las dos primeras.

Es muy bueno para mí que oficies de editora. Será buenísimo para el mundo que también vos edites tus libros.

Te deseo un 2007 de publicación propia, que quedes justo delante del sol y nunca más en las sombras.